martes, 18 de diciembre de 2012

Extracto de mensaje de navidad de los obispos de la Patagonia

Los invitamos a volver la mirada hacia el pesebre de Belén, pesebre que armamos en nuestras casas junto a los más chicos, pesebres vivientes que se representarán en nuestras comunidades ya cerca del día de Navidad. Nuestra mirada atenta descubre un núcleo pequeño pero central en la escena: la Virgen María, José y el Niño recién nacido envuelto en pañales y recostado en el pesebre. Allí está la familia, la Sagrada Familia de Nazaret. Pero al abrir nuestra mirada, contemplamos como esa familia está rodeada de otras personas, los pastores, los Reyes, que reciben al Niño en su realidad, y son atraídos por su presencia.

    Esta doble mirada del Nacimiento del Salvador nos invita a reflexionar sobre la familia y sobre la sociedad.
 
   Mirando las familias de la Patagonia queremos alentar a quienes en medio de tantas luchas cotidianas buscan un presente y un futuro mejor para ellos y sus hijos. Nos preocupan tantas familias que no tienen trabajo. Pero también nos preocupa en otras comprobar que el afán desmedido por obtener dinero y comprar bienes de consumo, hace que se descuiden los valores esenciales de la familia: la convivencia diaria, el diálogo, la alegría, la vida de oración. Familias así se convierten en fácil puerta abierta que lleva los hijos al flagelo de la droga y del alcohol. El clima familiar que se vive en tomo a la fiesta de Navidad, es una buena oportunidad para replantearse actitudes y compromisos familiares para el nuevo año.
 
   La sociedad debe ser de algún modo la gran familia que contiene sin excluir a nadie. Alentamos y acompañamos a todos los que trabajan por el bien común, y se empeñan día a día en construir un espacio social digno, acogedor y que permite el desarrollo de sus habitantes.
 
    Pedimos prestar una especial atención a la convivencia social y a la salud, ya que son bienes indispensables para el crecimiento de una sociedad.
 
Una siempre más profunda convivencia social nos desafía. Hechos de corrupción, desprotección, muerte violenta y desapariciones van generando miedo y desconfianza de los unos con los otros. Frente a esto cuántas veces recorremos caminos equivocados: "no te metás", "hacé tu vida", "arreglátela como puedas", más rejas, más cárceles. .. A la luz de la Navidad descubrimos que el camino es otro: más organización comunitaria, más catequesis sobre la Doctrina Social de la Iglesia, más cercanía y acciones concretas para quienes sufren, más educación, más trabajo, menos ostentación de poder y dinero, más atención a los barrios periféricos de nuestros pueblos y ciudades. Es el Emanuel, el Dios con nosotros, quien nos permite construir la comunión entre las personas y una sociedad solidaria.
 
La atención de la salud de todos también urge un cambio. El cuidado de los enfermos en nuestros Hospitales y Centros de Salud, especialmente de los ancianos, nos permite honrar la vida, agradeciendo lo que recibimos de aquellos que nos preceden en el camino de la vida
 
Jesús, el Hijo de Dios, quiso nacer en un pesebre, no lo rechazó. El pesebre no es un lugar lindo, cómodo, confortable. Es cierto que le faltaban muchas cosas al Niño de Belén, pero estaba presente lo más importante para su vida: su mamá, la Virgen María, que lo envolvió en pañales y lo recostó en el pesebre y José que lo cuidaba. Hoy también nuestras familias y nuestra sociedad se presentan en varios de sus aspectos como el pesebre de Belén: con algunas carencias, pero con un amor generoso y sacrificado hacia sus hijos. Creemos que Jesús elige hoy nacer en este pesebre, no rechaza nacer allí: Este nacimiento renueva nuestra esperanza, porque demuestra que Dios nos ama y quiere una vez más caminar entre nosotros. Así este nacimiento nos invita a elegir también nosotros el pesebre, es decir, elegir una vida en sobriedad sin ostentaciones, estar cerca de los necesitados, fundar nuestra alegría más en las personas que en las cosas, en la comunión de la familia.
    Les deseamos de corazón una ¡Feliz Navidad! Que la celebración de la Eucaristía en la Nochebuena nos encuentre reunidos en Jesucristo, en el pesebre y en la mesa familiar con el deseo de renovar nuestra esperanza y brindar por una sociedad donde reine la justicia y la paz.
 
 
Diciembre 2012
Virginio D. Bressanelli, scj (Obispo de Neuquén) Marcelo A. Cuenca (Obispo de Alto Valle del Río Negro), Migue Ángel D'Annibale (Administrador Apostólico de Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Obispo de Comodoro Rivadavia) Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma) Fernando e Maletti (Obispo de San Carlos de Bariloche) José Slaby, CSs.R. (Obispo de la Prelatura de Esquel) Miguel E. Hesayne (Obispo emérito de Viedma) Marcelo A. Melani; sdb (Obispo emérito de Neuquén) Néstor H. Navarro y José Pedro Pozzi., sdb (Obispos eméritos de Alto Valle del R. N)
 
 

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